Leyendas
- Andre Calderon
- Oct 12, 2015
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Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos; estos eran educados por la servidumbre; mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales, tras paso de los años, el matrimonio Figueroa López, tuvo una vida difícil.
Pocos años después el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose” la llave de la despensa “, la viuda quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer.
Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles, sus alhajas, etc. con lo que fue sobreviviendo. Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos un día decidió llevarlos de paseo al río de los pirules, los niños saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y salieron en camino al río, al llegar bajaron del carruaje; por medidas desesperadas Marisa fue aventando uno por uno a sus pequeños hacia el río, lo cual se estaban ahogando, ella, tendenciosa y fría, veía como se lo llevaba la corriente (sus hijos), minutos después se retiró, pero el remordimiento hizo que regresara por ellos la cual sería inútil porque ya estarían muertos. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiró ella también al río y pronto se pudieron ver los cadáveres que flotaban en el río.

Esta es una de las leyendas más interesantes de Aguascalientes y más importantes de todo México ya que siempre se hacen tributos o lo recuerdan como algo importante.
Lo que hace más relevancia es que podemos casi vivirla ya que esa leyenda se llevó a cabo aquí en Aguascalientes y ahí un lugar donde supuestamente se escuchan sus gritos en la noche y eso es lo que llega a atraer gente.
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